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Algunas ranas pueden sintonizar a voluntad las frecuencias sonoras

Un equipo de investigadores descubrió que una rana, que vive cerca de los manantiales ruidosos en una zona de China central, puede utilizar sus oídos como sintonizadores para captar selectivamente diferentes frecuencias sonoras, pasando de una a otra a voluntad, de la misma manera que con el sintonizador de una radio podemos cambiar de una frecuencia a otra. Es el único ejemplo conocido de un animal que puede seleccionar activamente las frecuencias que oye.

Los investigadores hicieron el descubrimiento al examinar los tímpanos de una rana poco común, la Odorrana tormota, que se comunica mediante llamadas parecidas al sonido de los pájaros, y que van desde las frecuencias audibles para el ser humano hasta los ultrasonidos.

Utilizando un vibrómetro láser para medir la vibración del tímpano, ratificaron que éste ciertamente responde a sonidos de la franja audible y de la ultrasónica. Pero también se dieron cuenta de algo que no podían explicar: la sensibilidad del tímpano a los ultrasonidos a veces desaparecía por completo. Mientras trataban de esclarecer los peculiares resultados obtenidos, se percataron de la aparición y desaparición repentinas de una extraña sombra en el tímpano.

Una investigación más profunda mostró que estas ranas pueden abrir y cerrar a voluntad sus trompas de Eustaquio, los dos canales estrechos que conectan ambos lados de la faringe con el oído medio derecho y el izquierdo. Generalmente en la comunicación sonora y la audición de las ranas comunes, las trompas de Eustaquio están permanentemente abiertas, de modo que la capacidad de la Odorrana tormota es del todo atípica.

También descubrieron que los tímpanos de dichas ranas se tornaban muy sensibles a las altas frecuencias y los ultrasonidos cuando sus trompas de Eustaquio estaban cerradas. En comparación, cuando estaban abiertas, los tímpanos respondían mayormente a los sonidos de baja frecuencia.

Al parecer, estas ranas son capaces de sintonizar a voluntad las frecuencias sonoras específicas de su interés. Pueden cambiar su audición hacia las altas frecuencias y los ultrasonidos cuando el ruido de baja frecuencia de las aguas que discurren en su entorno es tan intenso que no les permite captar las llamadas de parejas potenciales o de rivales.

El olor a hierba recién cortada es una señal de peligro que transmite la planta

El aroma fresco de un césped segado recientemente es a causa de defensas químicas que emiten las plantas y una manera de pedir auxilio. Este olor, tan agradable para muchas personas, significa que la hierba está tratando de salvarse llamando a depredadores cercanos para que las defiendan de quien las está atacando.

Un grupo de científicos alemanes se percató de que las plantas dañadas liberan compuestos orgánicos llamados GLV. Además de emitir un olor “verde” específico, el GLV ayuda a generar nuevas células para curar heridas, prevenir infecciones bacterianas y emitir compuestos químicos para evitar más daños.

Algo parecido sucede cuando algunas plantas están siendo devoradas por las orugas; envían señales químicas como defensa que son captadas por las avispas que acuden a socorrerlas atacando a su enemigo.

Napoleón nació con dientes

A lo largo de la historia han considerado a miles de niños una bendición o maldición por el hecho de haber nacido con dientes. Napoleón Bonaparte, Luis XIV, Ricardo III, Aníbal y el cardenal Richelieu, son algunos personajes que llegaron al mundo con esta peculiaridad.

En países como China y Polonia, se consideraba a estos bebés como monstruos, y suponía el presagio de mala fortuna para su familia.

En India y África, eran considerados demoníacos y su madre víctima de una posesión maligna.

En Malasia se creía que daban buena suerte.

En Inglaterra se decía que “se iba a comer el mundo por sus ansias de vivir”.

En este último dicho fue que William Shakespeare creó y dio vida a Ricardo, uno de los personajes de la obra de teatro “Ricardo III”.

Estos dientes se llaman dientes natales y son aquellos que se encuentran en la boca del bebé en el momento de su nacimiento. Son más frecuentes en niñas que en niños, y generalmente, son los incisivos centrales inferiores. Puede salir uno o los dos a la vez. Aproximadamente esto ocurre en 1 de cada 2.000 bebés.

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