Jugar con el cuerpo y permitir que el niño siga siendo niño

Si me muevo mucho me dicen ‘’tranquilo, quédate quieto’’, si me quedo quieto me preguntan “¿qué haces?, ve a jugar’’. Moverse mucho, moverse poco, ¿permanecer quieto para aprender mejor? ¿El movimiento es un inconveniente para el desarrollo del niño o es indispensable para el mismo?

Desde la panza nos movemos, nuestro cuerpo siente y se siente, se acomoda, enrosca, patea... busca espacio y sigue creciendo. Se posiciona en el aquí y ahora de su pequeño mundo, incluso la comunicación del adentro con el afuera se da por pequeños movimientos dentro del vientre materno, en respuesta a su entorno y necesidad.

Al instante de nacer nos encontramos en un amplio y distinto mundo, separados del cuerpo del Otro, quedando expuestos a nuevos aromas, temperaturas, colores y sonidos. Ha llegado el momento en que tiempo y espacio son nuestros y están ahí aguardando por la conquista a través del cuerpo.

En los primeros años de desarrollo cada movimiento es convertido en juego y el cuerpo es el escenario perfecto, laboratorio de futuras adquisiciones. O al menos, es así cómo debería ser. El Otro (adulto), se torna indispensable para el desarrollo y para la instalación de las bases sólidas del Ser, siendo el responsable de dar lugar al cuerpo del niño, convertir su hacer cotidiano en momentos de juego, puro aprendizaje y disfrute. Entonces, movimiento y juego, están presentes desde el momento de la concepción, siendo estos determinantes para el crecimiento, la maduración y el desarrollo del sujeto. En los primeros años el juego pasa en y con el cuerpo. Juegos corporales, contactos, cosquillas, besos, abrazos, juego durante el aseo, el cambiado. Escondernos, apapacharnos, disfrutar lo que pasa en ese momento sin más. Poco a poco, a ritmo propio, vamos conociendo el mundo a través del cuerpo y su movimiento, facilitando la construcción de la imagen corporal, quién soy, cómo soy. Entonces me veo, me toco, me reconozco, “este Soy Yo, que luego dará lugar al Yo Soy”. Me muevo, para descubrirme como Ser, como persona, conocer mi cuerpo, mis dimensiones, mis posibilidades, mis habilidades y dificultades, mis deseos y temores.

Todo ello será la base fundamental para la instalación de la identidad, y así lograr un óptimo desarrollo psicomotor. A veces creemos que esta base se enseña, es decir, el adulto “lleva” al niño por el camino de su identificación, y ahí es donde estamos equivocados. Estos cimientos los construye el niño en su hacer diario y el adulto ‘’sostiene, guía y acompaña dicho camino’’. El pequeño, motivado por sus deseos, acciona su cuerpo, explora, descubre, busca límites, los transgrede y... aprende por sí mismo. Siempre buscará la aprobación del adulto con su mirada, con su palabra; ese Otro que habilita su hacer, que da sentido al mismo. ¡Así, juntos, construyen desarrollo, identidad! El niño no juega para aprender, sino que aprende porque juega.

Consideramos que todo lo que pasa por el cuerpo es aprendizaje, si a ello le sumamos el impacto emocional, el cual en edades tempranas es otorgado por el otro tras la significación del hacer del niño, estamos hablando de aprendizaje significativo. Podemos hablar entonces de vivencia corporal, que no es más que la experiencia que pasa por el cuerpo y se hace huella tras el despertar emocional del mismo. El movimiento porque sí no es suficiente. Es necesario el movimiento cargado de intención, deseo y disfrute.

Por este motivo es necesario que el niño disponga del espacio y tiempo para un desarrollo que le brinde seguridad basado en la autonomía, el libre movimiento, el respeto, siendo todo ello atravesado por el disfrute. Permitir, sostener y acompañar el movimiento y el juego, dejando que madure a su propio ritmo, que surja el deseo y la creatividad que el día de mañana permita a ese cuerpo investir y atravesar procesos y decisiones motivado por su propia autonomía; abrazando los éxitos y equivocaciones de dicho camino y todo a partir de haber edificado y transformado en función de lo deseado por el cuerpo.

Desde nuestra experiencia y vivencia profesional, ofrecemos un espacio de juego libre en nuestras instalaciones a través de talleres para bebés y niños junto a sus padres, que se desarrollan dos veces a la semana en el horario de la mañana, y al cual ¡están cordialmente invitados a conocer y sumarse!

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Tel: (984) 116 6772

Por: Natalia Alioto

Lic. en Educacion Especial

y Antonella Cravero Psicomotricista

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