Racionalización, el mecanismo de defensa con el que nos engañamos

La racionalización es un mecanismo de defensa del que nadie escapa. Cuando la vida se tuerce y nos pone contra las cuerdas puede llegar a desbordar nuestros recursos psicológicos, por lo que no somos capaces de afrontar de manera adaptativa esas demandas. Cuando vivimos situaciones que nos resultan particularmente amenazantes para nuestro “yo”, tendemos a protegernos para mantener cierto equilibrio psicológico que nos permita seguir adelante con el menor daño posible a nuestro ego. La racionalización es, probablemente, el mecanismo de defensa más extendido.

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Alimentos especializados para mujeres, ¿la fórmula de la salud?

A lo largo de los últimos años hemos visto en los anaqueles del supermercado y anuncios de publicidad una amplia variedad de alimentos “especializados” para mujeres que van desde leche, yogur y cereales hasta proteínas y suplementos alimenticios. Los beneficios que cada producto anuncia son múltiples y variados: bajo en grasa, alto en fibra, con prebióticos, extra calcio, con aminoácidos y/o nutrientes, que aportan la energía necesaria, benefician la masa muscular, mejoran la digestión, aportan nutrientes específicos para la belleza femenina, etc. Si te has sentido tentada por comprar alguno, no sabes cuál elegir, ya los tienes en tu alacena o simplemente sientes curiosidad, valdría la pena preguntarse: ¿estos productos realmente funcionan o se trata de una estrategia de marketing alimentario para incrementar ventas entre el nicho de mercado que representa la población femenina? ¿Consumir alimentos especializados en mujeres beneficia tu salud?

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Hay quienes atraviesan las experiencias sin que las experiencias las atraviesen a ellas

“La vida es una gran maestra”, se suele decir para indicar que las enseñanzas que aprendemos de las experiencias nos convierten en personas más sabias. Pero no siempre es así. O al menos no para todos. Hay personas que atraviesan las experiencias de la vida, sin que esas experiencias las atraviesen a ellas. Y es que, para aprender de las experiencias dolorosas, no basta con vivirlas.

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