Nacido en Mar del Plata, Luciano llegó a Playa del Carmen hace 6 años y medio buscando calidad de vida para su familia. “Tomamos la decisión de venir a un lindo lugar para que nuestro hijo crezca, para darle a él naturaleza, Caribe, un ambiente saludable, sano, sin estrés, y lo creímos, y lo creemos todavía muy positivo. Desde que conocí Playa en 1999 me enamoré, y después de varios años ¡pude lograr vivir en el paraíso!”

Desde muy pequeña descubrió el mundo de las artes escénicas y lo desarrolló en el seno familiar. “Hacíamos coreografías con mis amigas y luego “funciones” para los papás y amigos, vendíamos las palomitas y cobrábamos la entrada para poder hacer los moños del vestuario o para cubrir cualquier “gasto de producción” que tuviéramos. Una navidad decidí preparar una coreografía para presentar a mi familia, recuerdo el vestuario que elegí, la canción y el empeño que puse en hacerla y en presentarla. La sala de mis abuelitos se convirtió en el escenario con la ayuda de mis tíos que movieron los muebles, y me acuerdo perfecto del momento en el que le pusieron play a la música y empecé a bailar. Bailar para mi familia es uno de los momentos que más atesoro.”

Apasionado por su profesión, el chef tapatío Francisco Sixto, encontró la forma de expresarse a través de la cocina. “Me gusta cocinar y que esté rico, muy bien hecho y atrevido. Vender experiencias. Por eso busco la combinación pero también me gusta innovar, crear platillos nuevos.”

Artista, hija, nieta, hermana, madre y luchadora, el arte para Ana Paula ha sido desde chica una evidencia en su vida. “No es algo que se escoge, sino al revés, es como si el arte te escogiera a ti. No puede ser de otra manera. Como decía mi amigo G. Arizta: “Yo no vivo del arte, es el arte el que vive de mí”.”