Un plan perfectamente improvisado
Dicen que lo mejor de la vida no se planea, que simplemente sucede, y en parte es cierto; a menudo suceden cosas positivas sin que uno lo haya planeado, como por ejemplo estar en el lugar y el momento adecuados, ganarse un premio, reencontrarse con un gran amor o coincidir con un viejo amigo; este tipo de eventos no pueden planearse, en efecto son fascinantes pero creo que distan de ser lo mejor de la vida. También dicen que todo lo planeado sale mal y que lo inesperado es mejor, pero tampoco creo esa premisa; la muerte, la enfermedad y los accidentes son inesperados y no son lo mejor, sino todo lo contrario.