Mauro Barea
Desde muy pequeño Mauro mostró pasión por los libros, pues en su casa tenían una pequeña biblioteca que no solo lo ayudó a hacer sus tareas de escuela sino que despertó su curiosidad. “Me zambullía en todas esas enciclopedias ilustradas de los más variados temas, descubriendo cosas, con la satisfacción de ser un alumno aventajado en casi todas las materias que llevábamos. En esa infancia rodeado de libros, cómics, empecé a inventarme historias a cada momento, y llegó ese impulso de querer contar lo que yo quería con palabras, historias que iba conociendo a través de mis padres o de mi propia vida, y ahí empezaron a gestarse cosas. De esos recuerdos, a los dieciséis años empecé a llevar un registro, como un diario, que dio germen a una novela con muchísimos errores, pero a final de cuentas había salido algo mío que quería que se leyera y me emocionaba la idea de continuar escribiendo”.