La planta venenosa que lo ve todo
No a todo el mundo le gusta la Actaea pachypoda, ya que su fruto, la drupa, guarda un gran parecido con un globo ocular. Nativa del este de Norteamérica, sus flores blancas se producen en pequeños racimos y guarda en su interior un poderoso veneno.
Planta cuya características formas de ojos las distinguen del resto. Los frutos son altamente venenosos y toda la planta es considerada tóxica para los seres humanos. El pueblo First Nations (Naciones Originarias de Canadá) daba esta bebida en forma de té hecho con las raíces de esta planta a los niños al nacer. Es usada tradicionalmente por los indígenas para combatir la mordedura de la serpiente de cascabel.
El ácido en tu estómago es tan poderoso como para hacer un agujero en tu piel
El ácido del estómago, que es una forma de ácido clorhídrico, tiene un nivel de pH de 2 que es lo suficientemente potente como para quemar un agujero limpio a través de la piel e incluso perforar la madera y corroer el metal, y en tal cantidad que sería incompatible con la vida si no fuera por el grueso revestimiento que recubre las paredes del estómago, una estructura similar a una barrera, una membrana mucosa gruesa, protegiéndolo de sus propios ácidos, e impidiendo que se perfore a sí mismo y salgan de la cavidad gástrica.
Para nutrirnos y obtener energía de los alimentos, primero deben ser transformados en partículas mucho más pequeñas en el aparato digestivo. Así, cuando llegan al intestino, tras su recorrido desde la boca, pasando por el esófago, luego el estómago y después el duodeno, han sido descompuestos en pequeñas moléculas de nutrientes para que puedan ser absorbidas por la sangre y así ser transportadas a las células de todo el cuerpo.
En el estómago el bolo alimenticio, parcialmente digerido, se mezcla con el jugo gástrico y, como si fuera una licuadora, lo transforma en una papilla llamada quimo. El estómago en realidad es una bolsa muscular que consta de varias capas: una externa que sería la cubierta de la bolsa, dos capas musculares que se contraen y así van propulsando el alimento y una recia capa interna de mucosa donde existen células que secretan los potentes y caústicos ácidos que desintegran el bolo alimenticio. Producimos una media de dos litros y medio de ácido diarios.
Aunque es esa misma capa mucosa la que evita que el ácido disuelva la pared del estómago provocando que éste se autodigiera. Si no existiera esta lámina protectora el estómago estaría totalmente desprotegido, y sus propietarios también, ya que el ácido clorhídrico que se encuentra en el jugo gástrico inundaría la cavidad abdominal y destruiría las vísceras que alberga. Pero la mucosa secreta también bicarbonato, que neutraliza la acción del ácido, creando un microclima neutro que permite mantener la integridad de la mucosa. Además las células que la componen, son renovadas rápidamente, sustituyendo las células destruidas por células nuevas, de manera que este revestimiento estomacal se renueva entre cada tres a cinco días.
Origen de la palabra cornudo
Hace mucho tiempo en los países nórdicos los gobernadores de las comarcas podían, por su condición de tal, seleccionar a las mujeres con las que deseaban intimar.
Cuando esto ocurría, la puerta de la casa donde se encontraba el gobernador con la mujer elegida era adornada con los cuernos del alce. Los mismos servían como señal de su presencia.
Si la mujer estaba casada, su marido mostraba felizmente a sus vecinos el adorno, orgulloso por la visita del gobernador a su humilde morada.
Y así nació la popular expresión:
“te pusieron los cuernos”, “eres un cornudo”. Solo que ahora se trata de algo que no genera precisamente orgullo.