Atravesamos momentos sin precedentes, todo se detiene allá afuera y lo externo nos obliga de pronto a quedarnos en casa, aislados en cierta manera de los demás, empero, más cerca de nosotros mismos. Hecho complejo estando tan acostumbrados a alienarnos en los vaivenes de la tecnología y del contacto virtual. Nos interesamos tanto en lo que hacen los otros que, en estos momentos de crisis, el distanciamiento puede representar una verdadera oportunidad de hacer introspección y de despertar hacia lo que realmente importa.

Cuando estamos más tiempo en casa se vuelve mucho más fácil adoptar hábitos no saludables porque lo asociamos con los fines de semana de descanso y salir de la rutina. En las últimas semanas cada vez más gente está haciendo home office, saliendo lo menos posible a la calle, como medidas de prevención, por lo que la casa se vuelve nuestra rutina diaria. Hay algunas maneras de llevarlo lo más saludable posible, una de las más importantes es darle estructura a los días y mantener horarios, tanto de despertarse, como de los tiempos de comida, trabajar, hacer ejercicio, dormir, etc.

Es importante fortalecer la práctica de acciones para el cuidado de la salud y evitar el contagio de enfermedades respiratorias. Para lo anterior, los organismos sanitarios a nivel local, federal y mundial ponen a disposición de la población en general varias medidas para prevenir la propagación y reducir al máximo la probabilidad de contraer la enfermedad COVID-19.

La rinitis alérgica o fiebre del heno es un trastorno que se reproduce siempre por las mismas fechas, principalmente con la llegada de la polinización de flores en primavera, y suele aparecer junto con síntomas como estornudos, picor en la nariz, en el paladar, en los ojos y en los oídos, mucosidad nasal clara, lagrimeo y congestión nasal. Igualmente, algunas personas pueden presentar tos, espasmos laríngeos, silbidos en el pecho o hasta francas crisis asmáticas.